La Bruja Bruta

El que existen las brujas no es novedad para nadie. Pero nadie creerá que las que existen son de un tipo único... Nooo, hay de todo como en botica. Somos una especie de fauna que forma parte de las familias, que está presente en los cuadros de nuestras amistades, que trabaja codo a codo, día a día.

Así, he decidido agregar retratos que desmitifiquen la popular imagen de vieja desdentada que está muy alejada de la realidad actual.

Hoy empiezo por la Bruja Bruta.

No es que se destaque por ser bruta a falta de dominio de su fuerza física, sino por lo desbocado de su carácter.
Es aplicada, nerviosa y se muestra a primera vista amable, aunque siempre tiene un doblez que no termina de mostrar. Es amarreta, pero de las amarretas piojas. De esas que no saben vivir, darse un gusto ni comprarse una Coca Cola sin pensar en cuanto gastaron.

Ha dedicado muchos años de su vida a estudiar varias cosas, muchas veces difícilmente compatibles entre sí. La premisa era estudiar y ser alguien.
Vemos la abogada – administradora de empresas; la arquitecta – experta en calidad; la contadora – licenciada en historia; la dentista – diseñadora; etc.
Ese recorrido por varias disciplinas las hace omnisapientes y se destacan por embretarse en hacer cualquier trabajo, como si supieran lo que hacen, con una autosuficiencia que raya en lo antipático. Quienes tratan de aconsejarlas, de advertirlas, se convierten en ruidos molestos a su alrededor. Embaten con tozudez toda aparente adversidad del destino, que inteligentemente se resiste a ser mancillado con esa frescura. Pero nada importa...
La cosa es cuando las papas queman… Cuando la cagada está hecha y es obvia su inutilidad en el tema.
Si es de las Brutas Tipo 1, la sacan barata. Tienen cintura suficiente y con algunos ademanes tipo "total, a mí no me importa"; o apelando a que están sobrecargadas en el trabajo, logran el perdón del público… Hábiles declarantes.
Pero si son de las Brutas Tipo 2, una vez que se encuentran debilitadas y entre las cuerdas, apelan disimuladamente al que sabe. Ese que fue olímpicamente ignorado en su momento, ahora es adulado, lisonjeado, para que ayude a salvar la situación.

Otra característica, es que no se cuida de que lo que le salga por la boca sea una bestialidad. La bruta levanta las cejas, pone un timbre de voz entre de pito y agriado (mejor si tiene lentes de leer, que los pone cerca del borde de la nariz) y así con ese aspecto de vieja arpía, lanza su improperio a los 4 vientos…
Las de tipo 1 cuando se encuentran con alguien que la enfrenta, dice un par de burradas airosas y se da media vuelta…
La tipo 2, se siente desbordada y por lo general se angustia con pasmosa ignorancia del origen del problema. Es más, hasta se pregunta ¿cómo es que la situación se le fue de las manos?

Y esto no es todo. Por lo general siempre están padeciendo algún dolor crónico, cosa que utilizan arteramente para mitigar los palazos, a la hora de que les pasen factura por sus actitudes. Ponen caras tragicómicas y es suficiente para despertar piedad...