Perdido pero recordado

Estuve pensando a dónde van a parar las cosas que se nos pierden. Todos hemos perdido alguna que otra vez algo que tuvo su lugar privilegiado en nuestra vida y que un buen día, pif! desapareció.

Haciendo memoria he perdido:

• Una muñeca gordita de rulos castaños y quemados (que apareció debajo de un enorme ropero en una mudanza, años después) .
  
• El veintiúnico juego de llaves de un Fiat 600 que teníamos (no apareció jamás de los jamases y el fitito quedó parado días esperando sus llaves…).


• Una cartuchera REPLETA de lápices mecánicos, lapiceras, objetos de dibujo técnico que yo atesoré y coleccioné durante años… (quedó en el techo del auto, cuando lo cargamos para irnos a Montevideo a trabajar).


• 1 Ovejero Alemán que se lo llevó la leptospirosis (enfermedad horripilante que transmiten las ratas).


• 1 Fila Brasilero que se lo llevó la vejez.


• 1 gato Siamés que se lo llevaron las ínfulas de Compadrito y Malevo del barrio (y le faltaba todo un pedazo de mandíbula y una oreja para cuando se peló, jejeje).


• 1 gato Persa que se lo llevó el estrés.


• Mi colección de revistas Susy Secretos del Corazón (ahora que pienso, creo que mi hermana las canjeó por algunas El Tony en Rubens… Ahora que repaso, pedazo de turra…)

Y más cosas: medias, buzos, recuerdos, cartas… No tengo idea dónde están.
Nuestro querido bagaje de remembranzas que no están físicamente, pero sí están en nuestros sentimientos más profundos.

Bueno, el chistecito....